jueves, 26 de febrero de 2009

Stay foolish, stay hungry…


Con esta recomendación terminaba Steve Jobs, fundador de Apple, su discurso en la en la ceremonia de graduación de alumnos de la promoción del año 2005 de la Universidad de Stanford. Es una frase que anima a arriesgar y a disfrutar con lo que se hace porque es la única manera de hacer un gran trabajo.

En Comunicación también hay que arriesgar. Además, generalmente, los primeros en arriesgarse son los que se llevan el mérito. Pero no siempre una campaña arriesgada provoca que el consumidor capte el mensaje final que se desea transmitir. Recordamos algunas acciones sonadas (por ejemplo, la iniciativa con la que se fingía el robo del sillón de Zapatero en el Palacio de Congresos), pero no siempre perduran en el tiempo. Son los primeros de la clase, pero estos éxitos sólo duran un instante. El robo de la silla era una campaña de Tiempo BBDO para la Campaña del Milenio para luchar contra el hambre del mundo. Esperamos que los resultados de las otras acciones llevadas a cabo por esta ONG hayan tenido el mismo éxito.
(http://www.endpoverty2015.org/countries/spain)

Los tiempos cambian rápido y las acciones, y las novedades son también fugaces. Nuestro trabajo, el de los equipos de comunicación en general, consiste en que todo tenga un sentido y que un producto no muera poco después de su nacimiento. Tiene que adquirir una personalidad, tiene que tener hermanitos de gama, tiene que poder sobrevivir a largo plazo. ¿Acaso no hay ejemplos de productos que han vivido más que sus creadores: Mickey Mouse, Coca- Cola, la Aspirina...?

Y esa es, precisamente, la apuesta más difícil. En un mundo en el que, si el programa de televisión no funciona en su segunda edición, se cae de la programación; en el que si un producto no se vende en el súper el primer año se saca sin contemplaciones del lineal y las cadenas de supermercados lo rechazan; un buen lanzamiento tiene que ser una apuesta larga y diseñada a largo plazo.

… and keep on thinking.

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